27 nov 2014

La Ciudad de La Regenta: Vetusta


Para los alumnos/as de 4º de ESO

En el tema 3 hemos estudiado el Realismo y una de las obras clave de la literatura española, La Regenta. Os dejo el texto donde se describe la ciudad y sobre el que hemos trabajado en clase muchos aspectos como los mecanismos de cohesión y las figuras retóricas.

Al igual que Clarín describió Vetusta, para esta semana vosotros teníais que elaborar una descripción de un paisaje o una escena...Veremos los resultados.

Con Octubre muere en Vetusta el buen tiempo. Al mediar Noviembre suele lucir el sol una semana, pero como si fuera ya otro sol, que tiene prisa y hace sus visitas de despedida preocupado con los preparativos del viaje del invierno. Puede decirse que es una ironía de buen tiempo lo que se llama el veranillo de San Martín. Los vetustenses no se fían de aquellos halagos de luz y calor y se abrigan y buscan su manera peculiar de pasar la vida a nado durante la estación odiosa que se prolonga hasta fines de Abril próximamente. Son anfibios que se preparan a vivir debajo de agua la temporada que su destino les condena a este elemento. Unos protestan todos los años haciéndose de nuevas y diciendo: «¡Pero ve usted qué tiempo!» Otros, más filósofos, se consuelan pensando que a las muchas lluvias se debe la fertilidad y hermosura del suelo. «O el cielo o el suelo, todo no puede ser».

Ana Ozores no era de los que se resignaban. Todos los años, al oír las campanas doblar tristemente el día de los Santos, por la tarde, sentía una angustia nerviosa que encontraba pábulo en los objetos exteriores, y sobre todo en la perspectiva ideal de un invierno, de otro invierno húmedo, monótono, interminable, que empezaba con el clamor de aquellos bronces.

Aquel año la tristeza había aparecido a la hora de siempre.




5 comentarios:

  1. Hace tiempo visité La Manga Del Mar Menor, una preciosa playa,situada en la costa del Mar Mediterráneo, guardo un bonito recuerdo por la tranquilidad y la calma que desprendía el lugar.
    Observamos al entrar un magnífico pasillo en el centro con unos kilómetros de edificios y tiendas. A la derecha tiene una playa sin olas, muy grande, alrededor de unos seis kilómetros, es una playa muy tranquila, poco arenosa y con una agua transparente y demasiada salada, también es un poco rocosa por algún tramo pero no demasiado, al fondo se ve como una isla. A la izquierda hay otro mar azul, éste es todo lo contrario al anterior, es decir, tiene muchas olas, muy grande también pero no es tranquila, el agua está más sucia ya que se mueve mucho con las olas.
    Alrededor de todo esto se celebra una pequeña feria que hay situada a las afueras, es un recinto formado por varias atracciones, sobre todo de agua y un pequeño campo de golf y un circuito de cars. Cerca de esto hay una calle de tiendas donde puede encontrar prácticamente de todo y donde hay muchos restaurantes.
    Me da la sensación que es un lugar alegre, tranquilo... Yo me lo pasaba muy bien observando la ciudad mientras caminaba por sus calles.

    ResponderEliminar
  2. En este paisaje hay muchas piedras grandes alrededor de una pequeña laguna de aguas cristalinas. Esta laguna es tranquila, limpia y no muy profunda, ya que se ve el fondo. Tiene unos pocos peces pequeños grises y marrones.
    Más alejado de nuestra vista nos encontramos cinco pequeñas cataratas, que desde salta hacia la pequeña laguna.
    Miramos para atrás y nos encontramos un pequeño riachuelo, rodeado de hierba y flores. A lo lejos se ve un poblado con casa muy coloridas y alegres.
    Miramos hacia la izquierda y nos encontramos unos grandes y escarpados montes, que cerca tienen algunos árboles.
    Nos acercamos a las cataratas, y por encima discurre un pequeño río que riega un prado verde y florido, en el que hay animales: unas pequeñas chinchillas, dos ciervos y a lo lejos, en los montes, vemos unas cabras montesas.
    Casi se puede oír correr a los ciervos y el agua de la cascada caer en la laguna.
    este lugar me inspira tranquilidad y bienestar. A mi me encanta este lugar porque es agradable.

    ResponderEliminar
  3. Entrando a Begíjar, por la entrada de la gasolinera, encontramos un mirador con muy buenas vistas.
    Se ve un gran paisaje de olivos hermosos y llenos de aceitunas. Las hojas de los olivos se movían por un suave viento. A una distancia más o menos media hacia la derecha se puede ver el pueblo del Puente del Obispo y muy al fondo se ve la capital de la provincia, Jaén. De noche se puede ver todas las luces de los pueblos ya mencionados y de los demás pueblos de las sierras.
    Este paisaje me transmite mucha paz, y si todo está en silencio se puede escuchar la suave brisa del viento azotando los árboles bastantes altos que se encuentran en el mirador. Después de pasar un rato en este lugar acabas con un sentimiento de bienestar.
    Me lo pasé genial admirando este paisaje, y me fascinó todas las luces que se veían de los pueblos lejanos al anochecer.

    ResponderEliminar
  4. Entrando a soalonia encontramos un enorme cartel de bienvenida que está casi cubrido de hierba.
    Desde la calle principal se veía un álamo en el que destacaba su enorme altura. Ojeando las casas vi, y me llamó poderosamente la atención por su estructura de madera. Era lisa y rugosa al mismo tiempo con un espléndido brillo.
    El único monumento era la estatua que tenía algo especial. Todo en él irradiaba pureza y elegancia a causa de su postura uniforme.
    Hace tiempo visité un precioso edificio situado al este de Soalonia; fue una visita asombrosa; increíble; espléndida. Guardo un pequeño recuerdo por la energía que desprendía el lugar.
    Al entrar observabas una calle acerada a la derecha del cartel, la calle adelante se observan plantas entre las grietas en el asfalto, incluso se observan pequeños arbolitos.
    Lo primero que me llamó la atención fueron sus casas, que eran todas de madera, presentaban pureza, radiaban serenidad con orgullo de ser únicas con un gran contraste.
    En el centro de la ciudad había un río en el que todos iban a pescar, alrededor de la orilla del río había un edificio parecido al coliseo, pero totalmente de madera, en las afueras de la ciudad había un par de centenares de almendros.
    Casi se pueden oir los topos debajo de tierra, eso me recuerda que en la ciudad no hay coches.
    En ese momento sentí nostalgia y miedo porque nunca había visitado ese lugar.
    Me lo pasé estupendamente debido a la tranquilidad de la ciudad.
    Mi experiencia es preciosa, o por lo menos a mí me lo parece. Me encantó el río por su agradable color.

    ResponderEliminar
  5. Recuerdo aquel atardecer en la playa.
    Entrando al mirador, desde donde se veía la magnífica playa, también se podía apreciar un impresionante atardecer en el que el sol enorme y brillante se iba sumergiendo poco a poco en el salado y frío mar. Sus olas parecían que se tragasen el sol que acabó por esconderse del todo y dejó que la blanca luna pudiese brillar con libertad. Los rayos de ésta luna daban en la fina arena y hacían que esta reluciese reflejando un brillo como si fuesen diamantes.
    En la orilla donde las olas rompían se podía preciar a los pescadores lanzando sus cañas sin importarles el tiempo que tuviesen que estar allí para pescar algo.
    Me transmitió tranquilidad y me pareció un lugar perfecto para relajarse.

    ResponderEliminar